Memoria y rebeldía en el 8 de marzo
Quizás, en algún momento de la prehistoria, una mujer
pintando en las paredes de una caverna ya cuestionaba el rol que su comunidad
le había impuesto. O quizás no. Tal vez aquellas formas de vida antiguas eran
más respetuosas que las actuales. Lo que sí sabemos es que, a lo largo de la
historia, las mujeres han alzado sus voces y sus cuerpos para desafiar las
estructuras que las oprimían.
En el mundo occidental, los documentos nos dicen que el
feminismo no se genera hasta finales del siglo XVIII. Pero lo que no está
escrito también cuenta: la lucha, la piel y la rebeldía de muchas mujeres a lo
largo de la historia en todo el planeta. Mujeres como Virginia Woolf
(1882-1941), que con sus obras reclamó un espacio para las mujeres en la
literatura y en la vida pública; Malak Hifni Nasif (1886-1918), una pionera del
feminismo en Egipto que abogó por la educación de las mujeres y su participación
en la sociedad; o Clara Campoamor (1888-1972), una incansable sufragista
española que luchó por el derecho al voto femenino.
En Nigeria, Funmilayo Ransome-Kuti (1900-1978) combatió el
colonialismo y la opresión de género, liderando movimientos de mujeres que
exigían justicia y derechos. En China, Ding Ling (1904-1986) desafió las normas
sociales y políticas a través de su literatura, convirtiéndose en una voz
incómoda para el régimen.
Mientras tanto, en
Estados Unidos, Rosa Parks (1913-2005) se convirtió en un símbolo de la lucha
contra la segregación racial al negarse a ceder su asiento en un autobús, un
acto de rebeldía que resonó en todo el mundo.
En el ámbito intelectual, Simone de Beauvoir (1908-1986)
revolucionó el pensamiento feminista con su obra "El segundo sexo",
cuestionando la construcción social de la feminidad. En Egipto, Nawal El
Saadawi (1931-2021) desafió tabúes culturales y religiosos al hablar
abiertamente sobre la opresión de las mujeres en el mundo árabe. En Australia,
Ruby Violet Payne-Scott (1912-1981), una de las primeras radiofísicas del
mundo, luchó por el reconocimiento de las mujeres en la ciencia, un campo tradicionalmente
dominado por hombres. Y en Honduras, Berta Cáceres (1971-2016), defensora de
los derechos indígenas y ambientales, perdió la vida por proteger los recursos
naturales de su tierra.
Treinta años después de la Cumbre de Beijing, es necesario
reconocer que estas luchadoras, y muchas más, han recorrido un camino de
sangre, sudor y lágrimas. Y aún quedan muchas brechas de género por cerrar: en
los cuidados, en el acceso a la financiación, en la brutal mutilación genital
femenina, en la imposibilidad de acceder a la educación, en el hambre, en la
pobreza, en las guerras y en tantos aspectos culturales que siguen limitando
los derechos de las mujeres. Millones de mujeres y niñas a quienes les
arrebatan sus derechos y oportunidades desde el momento en que nacen.
Y por supuesto, está la violencia de género. Según la ONU y
la OMS, la violencia contra las mujeres sigue siendo una pandemia global. Se
estima que 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual
en algún momento de su vida. Y eso sin contar a todas aquellas que no denuncian
por miedo o falta de apoyo.
¿Cuántas mujeres en el mundo sentirán miedo de volver a su
casa esta noche? Pero también, ¿cuántas mujeres se han visto inspiradas por las
acciones de Saadawi, Ling, Woolf, Nasif, Cáceres, Parks y tantas otras? En
estos tiempos bélicos que corren, que sin duda afectarán a millones de mujeres,
harán falta muchos gestos de amor, empatía, pero también de movilización y
rebeldía.
Nos vemos en el rebelde 8 de marzo.
JCVV/ El Internacionalista convencido

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