domingo, 20 de julio de 2025

LA MIGRACIÓN HA SIDO CLAVE PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO DE EE. UU Y EUROPA

 


 En las cruzadas, algunos de los que decían llamarse cristianos decapitaban a los turcos y clavaban sus cabezas en una pica, señalándolos como culpables de todo lo malo habido y por haber. De ahí viene la expresión "cabeza de turco", que aún usamos cuando alguien carga con culpas ajenas. Hoy, en la crisis de Occidente, son las personas migrantes.

La migración ha sido clave para el desarrollo económico de Estados Unidos y Europa, pero ahora se persigue a quienes llegan: en EE. UU. se les envía sin garantías a cárceles en El Salvador, o se les encierra en prisiones de alta seguridad o en centros como el "Alligator Alcatraz" en Florida, convertido en espectáculo hollywoodiense. Europa no se queda atrás: externaliza sus fronteras, traslada migrantes a terceros países o crea centros de detención en Albania o Libia, gestionados por milicias cómplices de la UE.

En España, la reforma de la Ley de Extranjería permite repartir menores migrantes no acompañados entre comunidades, pero incluso eso genera resistencia en algunos partidos. La extrema derecha promueve directamente la expulsión de millones de personas. Es como si Occidente se preparara para un futuro sin migrantes: sociedades envejecidas donde la IA y la robótica sustituyan el trabajo humano. Tecnología que no hace huelga, no cotiza a la seguridad social y, lo más conveniente para el sistema, no vota.

Mientras tanto, crecen los discursos de odio, y ejemplos como los disturbios racistas en Torre Pacheco lo demuestran. La xenofobia también se alimenta de políticas estatales: Frontex ha compartido con Europol información indiscriminada sobre migrantes, activistas y ONG, criminalizando la solidaridad.

Frente al tópico que relaciona migración e inseguridad, el Ministerio del Interior confirma que la criminalidad general ha descendido. La realidad es otra: en Euskadi, el 13% de la población es de origen extranjero. Sin ellas, seríamos casi 300.000 personas menos, un 10% menos de cotizantes y una sociedad aún más envejecida.

Europa olvida su pasado esclavista y colonial, que enriqueció al continente a costa de prácticamente todas las regiones del mundo. Hoy, África es el territorio más joven y con más recursos estratégicos; América Latina rebosa potencial; Asia sigue siendo la gran fábrica global. Y, pese a todo, se criminaliza a quienes migran. Pero nadie cruza mares o desiertos por gusto, sino por necesidad.

Occidente mira al Sur Global como un espacio a explotar, no como un socio para el bien común global. Se apuesta por el rearme y el negocio militar mientras se incumple el compromiso del 0,7% del PIB para cooperación (propuesto en 1970). La Agenda 2030, que busca un futuro más sostenible para todas las personas y el planeta, está a cinco años de vencer, y seguimos sin soluciones reales a las causas de la migración.

A pesar de que en España el 25% de la población es de origen extranjero, la presencia de personas racializadas en el mundo de la comunicación es mínima, reflejo de las desigualdades estructurales. Esto limita la diversidad de testimonios y perspectivas en la información que recibimos, perpetúa estereotipos y restringe el acceso a los medios de comunicación y, por tanto, las oportunidades laborales para las personas racializadas.

Probablemente, debido en parte a esto, en Euskadi, según el Observatorio Vasco de Inmigración Ikuspegi, la ciudadanía vasca percibe que hay más personas migrantes de las que realmente hay: el peso real es del 12,4%, pero la percepción es del 21,4%. También aquí se han disparado los delitos de odio: en 2024 se registraron 231, siendo las personas de origen magrebí quienes más los sufren.

El 13,2% de la población de Euskadi es de origen extranjero. Sin migración, seríamos un 86,8% de la población actual, casi 300.000 personas menos. Tendríamos un 10% menos de cotizantes a la Seguridad Social, y sectores como la hostelería o los cuidados estarían en riesgo de colapso. Sin migración, la demografía vasca estaría estancada y envejecida.

Tanto en el Parlamento Europeo como en el ámbito nacional, regional y local, la participación política de las personas migrantes es limitada. La representación política en el Parlamento es baja, con un porcentaje muy inferior al de su presencia en la sociedad, lo que refleja un desequilibrio significativo a la hora de atender sus necesidades.

La barbarie no entiende de banderas ni patriotismos: solo deja dolor y sufrimiento. Por eso necesitamos fortalecer una gobernanza global justa y apoyar iniciativas como la red ZAS! en Euskadi, que combate el racismo y fomenta la convivencia.

Antes de opinar sobre migración, es fundamental reflexionar sobre el pasado colonial occidental en el Sur Global y el impacto que aún perdura en la política, la economía, la cultura y el medio ambiente de estas regiones. Sin esta mirada, nos costará entender la realidad actual.

El mundo será inestable mientras existan las desigualdades económicas y sociales. Sin justicia no habrá paz; y sin igualdad de género, no habrá desarrollo.

Por desgracia, la brecha de la desigualdad sigue aumentando, tanto a nivel global como en países individuales. Cada vez más la riqueza se concentra en unos pocos, mientras millones de personas enfrentan a diario pobreza, exclusión social o guerra.

No dejes que esto ocurra: activa tu parte más humana. No permitamos que el odio, la desigualdad y la falta de equidad sean quienes marquen nuestro futuro.

Pongamos en marcha espacios físicos de convivencia intercultural en los barrios, pueblos y ciudades. Esto no solo nos ayudará a prevenir la discriminación y la xenofobia, sino que también nos hará disfrutar más de nuestro entorno, del vecindario, de la cultura y de toda su diversidad.

 

JCVV / El Internacionalista convencido


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