sábado, 3 de mayo de 2025

ENERGÍA NUCLEAR "CERO EMISIONES"

 

Energía nuclear "cero emisiones": el cuento de algunos políticos sin ética que ignoran (o esconden) la realidad

Cuando ciertos políticos —con intereses poco claros— repiten como una letanía que “la energía nuclear es limpia y de ‘cero emisiones’”, casi me da la risa. No sé si lo hacen por ignorancia, por cálculo económico o simplemente por sumarse al truco de una agenda verde beneficiosa para el

capital. Pero que no nos vendan humo contaminado: la nuclear tiene un coste ambiental, humano y geopolítico que no se puede esconder tan fácilmente.

¿De verdad es de cero emisiones?

– Construcción: Una central nuclear tarda entre 10 y 15 años

en construirse, con un gasto energético y emisiones enormes (hormigón, acero,

transporte…). Solo la cimentación de un reactor puede generar más CO₂ que un

parque eólico en toda su vida útil.

– Uranio: La extracción de uranio es altamente contaminante.

Requiere grandes cantidades de agua, energía y productos químicos. En muchos

casos, esta actividad se realiza en países del Sur Global, que, aunque cuentan

con regulaciones, a menudo no tienen la capacidad o el interés para aplicarlas.


Un ejemplo es el caso de Níger, donde ríos y acuíferos llevan años contaminados con radiactividad. En Arlit (Níger), el 70% del agua potable supera los límites de uranio permitidos por la OMS, según un informe de la organización francesa Sherpa (2020). Más de 100.000 personas viven expuestas a aguas contaminadas por los residuos de la minería.

Según datos de UNICEF (2023), 13 millones de personas en Níger carecen de acceso seguro al agua. Francia extrae el uranio de Níger para alimentar gran parte de sus centrales nucleares, un beneficio que aprovecha Europa. Curiosamente, Níger es el cuarto exportador mundial de uranio, pero el 90% de su población vive sin acceso a la electricidad, según cifras del Banco Mundial (2022).

Cabe destacar que el enriquecimiento del uranio suele realizarse en países con acceso a energía barata —como el carbón—, ya que el proceso requiere una enorme cantidad de electricidad.

Actividades ocultas: Las centrales nucleares, si bien no emiten CO₂ durante la generación eléctrica, requieren grandes cantidades de agua para su refrigeración. Esa agua se devuelve a ríos o embalses a altas temperaturas, afectando gravemente a los ecosistemas acuáticos.

Además, se genera uranio empobrecido, un residuo utilizado en la industria militar, y se agrava el estrés hídrico en épocas de sequía, ya que, como hemos visto, las centrales necesitan muchísima agua.

El problema eterno: los residuos:

– El plutonio-239 tarda 24.000 años en perder solo la mitad de su radiactividad.

– España acumula 6.700 toneladas de residuos de alta actividad (según ENRESA), almacenados en cementerios nucleares que cuestan cientos de millones de euros y que siguen sin solución definitiva.

– Nadie quiere residuos radiactivos cerca. El Almacén

Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas lleva años bloqueado por la oposición ciudadana.

¿Quién paga cuando todo falla?

– Three Mile Island, Pensilvania, EE.UU. (1979): Fusión parcial del núcleo. 140.000 personas evacuadas. Liberación de gases radiactivos (criptón-85, yodo-131). Estudios como el de la Escuela de Salud Pública de Columbia lo vinculan con un aumento de cánceres. El desmantelamiento costó 1.000 millones de dólares y tardó 14 años.

– Chernóbil, Ucrania (1986): 350.000 desplazados, 60.000 km²

inhabitables y más de 4.000 muertes directas (según la ONU). El coste superó

los 700.000 millones de dólares.

– Fukushima, Japón (2011): 160.000 evacuados, una zona de exclusión de 20 km, y un desmantelamiento que costará más de 200.000 millones de dólares y tardará al menos 40 años. A día de hoy, sigue vertiéndose agua contaminada al Pacífico.

¿Y si hay una guerra?

En Europa hay 103 reactores nucleares activos; solo en Francia hay 56 y en España 7. ¿Qué pasa si uno sufre un ataque, un apagón descontrolado o un atentado?

 Señores políticos irresponsables, dejen de generar bulos hipócritas.

 A quienes promueven la energía nuclear como “verde”, que instalen un reactor en sus palacetes y guarden los residuos en sus sótanos. Y cuando algo falle —como en Palomares (Almería) en 1966, donde cayeron dos bombas estadounidenses por accidente y aún hay tierras contaminadas con plutonio—, que se pongan un ceñido bañador y que  disfruten de las aguas radiactivas.

 Es triste que  la gente trabajadora tenga que  soportar  sus mentiras, a la vez que paga  regularmente las  abultadas facturas de las empresas energéticas. En 2024, las principales eléctricas en España (Iberdrola, Endesa, Naturgy y Repsol) ganaron más de 10.200 millones de euros, mientras millones dehogares sufrían para pagar la luz.

 Quizá por eso estas entidades, a través de sus lobbies, se empeñan en poner impedimentos al derecho al autoconsumo energético o la creación de comunidades energéticas locales. Porque una transición energética ética, responsable y justa no les conviene.

 JCVV / El internacionalista convencido

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