Mientras escribo estas palabras, el fuego de Israel cae sobre Gaza, sobre sus habitantes, y quién sabe cuántas bombas más estarán cayendo en otros lugares del mundo.
Las armas siembran muerte, sufrimiento y destrucción. Generan odio, un odio que alimenta nuevas guerras, perpetuando esta espiral de sufrimiento y muerte.Hay quien piense que invertir en armas es algo defensivo, incluso que las fábricas de armas pueden ayudar a recuperarse a las industrias que se han quedado obsoletas, que crean empleo. Hay incluso quien ve en la destrucción una buena oportunidad de negocio para la reconstrucción. Pero, ¿realmente esto es cierto? Y aunque lo fuera, ¿realmente merece la pena educar así a nuestras hijas e hijos?
¿De qué sirven tantas herramientas de comunicación? ¿De qué sirven estas palabras que escribo si ya no quedan pájaros que canten en Palestina?
JCVV / El internacionalista convencido

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