En Europa, con respecto a Gaza y al sufrimiento de todo el pueblo palestino —incluso el que vive en el exilio—, está en juego la credibilidad y el respeto a los Derechos Humanos.
Es demasiado evidente que los políticos europeos son capaces de presionar al imperialismo ruso, pero no al norteamericano, responsable desde su nacimiento en 1776 de aproximadamente 250 conflictos armados, intervenciones militares y operaciones encubiertas.
¿Y qué decir del Estado de Israel, creado artificialmente en 1948? Su establecimiento benefició a EE.UU. al conseguir un aliado imprescindible para controlar una región geoestratégica tan importante como Oriente Medio, rica en petróleo y clave para contrarrestar posibles zonas de influencia de la Unión Soviética. Además, generó un gran consumidor de armamento estadounidense. El debilitado Imperio Británico con esta nueva creación se deshizo del complicado conflicto colonial palestino, aunque mantuvo cierta influencia en la zona. Francia veía en Israel un freno al creciente panarabismo, y la Unión Soviética se alineó con el nuevo Estado al pensar —erróneamente— que podría convertirse en un país anticolonial de tintes socialistas.
Como resultado, 750.000 personas fueron forzadas a abandonar sus hogares y partir hacia un exilio eterno. Millones quedaron marginados en sus propios territorios. Así se originó la Nakba: la catástrofe palestina.
Es evidente que Europa no tiene interés en presionar a Netanyahu ni al Estado de Israel para poner fin a este histórico sufrimiento, ni terminar con los asentamientos judíos ilegales y mucho menos al actual genocidio en Gaza.
Ya que nuestros políticos no lo hacen, a la sociedad civil europea nos toca movilizarnos para que no mueran los valores humanos, para no caer también en esa desidia y desinterés que tarde o temprano nos devolverá a las cavernas.
Salgamos a las calles para exigir sanciones efectivas contra los intereses de Israel. Exijamos a las figuras políticas europeas que se involucren de manera real para alcanzar justicia para Palestina y para que se endurezca la presión sobre Israel hasta lograr un alto el fuego inmediato y el reconocimiento de su responsabilidad en la destrucción y reconstrucción de Palestina.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha confirmado que se está trabajando en un nuevo y más duro paquete de sanciones —el décimo octavo— contra Rusia, pero no hace nada similar con Israel, con quien mantiene una fuerte alianza comercial.
Israel es el principal socio comercial de la UE en el Mediterráneo Sur, incluyendo en esta relación la industria bélica.
Organízate, saca tu rebeldía más creativa: por la justicia, la paz y por el pueblo palestino. Enterremos el silencio y sembremos empatía.
JCVV
El internacionalista convencido



